ORGANIZAMOS, VESTIDOS DE ROJO.
UNA PEQUEÑA HUELLA EN LA ESPALDA....
Rayos del sol cubren mi cama, el sonido del despertador como un gallo de granja hace resonar su llamada, aunque hoy mi perro no me acompañaba, estiraba sus extremidades para comenzar el nuevo día que por la ventana se asomaba.
Una calle repleta de colores representantes de cada equipo me daba la bienvenida hoy al club, cruzaba las puertas y la arena vibraba bajo mis pies trasmitiendo los cantos de alegría de cada perro. Participantes friccionaba sus manos, desplegaban sus sillas, se sonreían los unos a los otros y comenzaban a entrar en pista.
Sin embargo, hoy el color rojo llevaba una pesada carga encima a causa de la organización de la octava prueba de la A.D.A.C.V, todos nuestros socios nos dejaban su pequeño grano de arena y entre unos y otros hemos hecho de hoy un maravilloso día de marzo.
Todos a sus puestos, ya todo asignado y comenzábamos.
El aire levantaba la arena, formando nubes espesantes y detrás de cada una de estas, el aliento de un perro y su dueño ensordecían cada sonido, de pronto, de un salto acompañado de un grito, la nube se rompía. Volaban cual aves libres entre los arboles, se deslizaban por cada obstáculo con la mirada expectante en sus guías, confudian nuestras miradas con la rapidez de sus patas, creaban fuego por cada almohadilla que pisaba la tierra, vaporizando cada grano de arena, haciendo de ellos una pequeña parte de su propia esencia.
Lo mejor que recojo yo de cada paso de los perros por la pista, es, ese final, en el que el perro busca la felicitación de su fiel amigo y guía, el que le corresponde rodeandole con los brazos, entre sonrisas y besos, en mi opinión el momento más mágico y esperado.
Porque, ¿que es una competición sin amor? ese amor que se aprecia a cada final, que espera ansioso desde la salida para poder estallar como fuegos artificiales en la noche. Sin en él, no hay ganador.
En el centro de la pista y con el retumbar de los aplausos se hacia entrega de los premios de manos del concejal de deportes de Mutxamel, sin olvidar el pequeño homenaje realizado por nuestro club a un gran hombre, Jacinto, dedicado en cuerpo y alma a este deporte, con su encantadora perra Donatela, que hoy se jubilaba de sus días de agility. En pocas palabras nos trasmitía ese amor del que os hablaba antes, esa fascinación y admiración de su perra la que durante diez años baño la vida de Jacinto, con su mirada expectante, buscando hacer sonar el suelo con cada uno de sus saltos, el retumbar que sonara por cada pista que rememoren su recuerdo.
Felicitar a Hades nuestro gran torpedo, que ayer ocho de marzo conseguía pasar la prueba de acceso y se unía al clan de Agiliteros de nuestros club, después de duros entrenamientos con sus grandes guías Connie y Joaquín. FELICIDADES!!!
Finalmente dar las gracias a todos los socios, hemos demostrado unión, lo que nos hace un centro fuerte y no con ello quiero decir que seamos mejores que nadie, con ello demostramos que aunque somos personas aprendemos de nuestros perros un valor muy importante, la manada. Una manada no avanza sin dejar atras a alguno de sus integrantes, una manada no pelea individualmente, una manada es bonita por ser grande, por tener un poco de cada valor, de cada aroma, de cada raza.
Gracias, por ser mi pequeña manada.♥
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Magnífica narración. Mas fotos
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